La demanda energética global va en aumento, y se espera que siga creciendo en los próximos años, tanto por incremento del consumo de energía eléctrica de la sociedad, como por la electrificación directa e indirecta que se está desarrollando en sectores como la industria, la movilidad y el consumo masivo. Es allí donde las empresas tenemos un rol fundamental como líderes globales en innovar y ofrecer a los usuarios soluciones sustentables y accesibles.

América Latina es una región rica en recursos eólicos y solares y el tiene potencial para convertirse en líder global de las energías renovables. La región posee suficientes proyectos como para alcanzar los objetivos regionales de energía Net Zero en 2030. En la actualidad, cuenta con una capacidad eléctrica total de 457 GW instados, procedentes de todas las fuentes, de los cuales 69 GW que operan actualmente corresponden a energía renovable total, y 41,5 GW a energía eólica.

La región también tiene más de 319 GW en proyectos de energía renovable anunciados, en desarrollo o en construcción, de manera tal que, si estos entran en funcionamiento, se podría aumentar la capacidad solar y eólica a gran escala en más de un 460% para 2030.

La optimización del uso de los recursos naturales de la energía solar y eólica representa una gran oportunidad para los países latinoamericanos en términos de satisfacer sus necesidades energéticas de manera sostenible, y convertirse en líderes en la transición energética mundial. Particularmente dadas las condiciones en Latinoamérica, en donde gran parte de la población vive en condiciones precarias, son justamente estas personas las que tendrán el mayor impacto en sus vidas como consecuencia del cambio climático. Es por esto que la transición energética en Latinoamérica debe ser un vector fundamental de todos los gobiernos.

La agenda de descarbonización en América Latina es una de las cuestiones más importantes para el sector, dado que implica fortalecer y ampliar el potencial tecnológico del mercado local, generar puestos de trabajo de alta calidad y largo plazo, capacitando a las personas y lo más importante, transformar las comunidades y el medio ambiente con la generación de una economía verde.

Mediante la instalación de parques solares y parques eólicos a gran escala, los países pueden generar una cantidad considerable de electricidad sin depender de los combustibles fósiles, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.

Además de los beneficios ambientales, el desarrollo de la energía renovable, como la eólica, también ofrece oportunidades económicas significativas. Al invertir en infraestructura y tecnología relacionada con estas fuentes de energía, los países pueden fomentar la creación de empleo en el sector energético, promover la investigación y el desarrollo, y atraer inversión extranjera. 

A su vez, el potencial excedente de energía procedente de la construcción de instalaciones eólicas o solares podría permitir a los países convertirse en importantes exportadores de energía renovable a través de la producción del hidrógeno verde o derivados tales como el amoníaco, que permitirá generar ingresos adicionales a nivel internacional.

Argentina es uno de los países que cuenta con abundantes recursos naturales para el desarrollo de energía renovable. Entre la capacidad instalada en operación y por instalar, nuestro país puede llegar al marco de 18GW.

A nivel mundial, el 80% de la energía que usamos sigue siendo proveniente de combustibles fósiles. Lo mismo sucede en Argentina, dentro del sector eléctrico las renovables hoy son el 15%, y casi un 70% dentro de ese porcentaje es de origen eólico. Sin embargo, de toda la energía que consume el país, contemplando industrias, calefacción y transporte; esa energía renovable es solo del 1% o 2% como máximo. 

Hoy nuestra prioridad es que podamos alcanzar no solo el 20% de la energía a partir de fuentes renovables, que es el objetivo de la Ley 27.191, sino superarlo y llegar al 30% en 2030. Si analizamos las condiciones, es un porcentaje de penetración alcanzable y nuestro país cuenta con recursos más que suficientes.

Las empresas líderes del sector tienen un rol fundamental en la transformación de la sociedad. Es necesario que, además de seguir construyendo y dando servicio a productos que ayudan a reducir las emisiones de CO2, estén dedicadas a mejorar su propio rendimiento en materia de sostenibilidad. 

La sostenibilidad debe estar integrada en todo lo que hacemos, y trabajar para generar un impacto en las comunidades y el planeta. Los mercados están cada vez más conscientes de la importancia de las buenas prácticas en torno a la sustentabilidad y están esperando que las empresas lideren este cambio. Dejando la tierra como un lugar mejor que el que encontraron, para que siga siendo capaz de satisfacer las necesidades de la generación actual, sin comprometer a las generaciones futuras.

*La columna fue escrita por Andrés Gismondi, Vicepresidente de Ventas en Vestas Latam y miembro fundador de la Cámara Eólica Argentina.