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El desafío que plantea una reforma tributaria

Federico Vacalebre Profesor de la Universidad del CEMA

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El desafío central para simplificar un sistema complejo con más de 150 impuestos radica en lograr un acuerdo fiscal que garantice una distribución equitativa de los ingresos entre la Nación y las provincias, replanteando el sistema de coparticipación y las funciones de cada nivel de gobierno.

14 Enero de 2025 08.52

El debate sobre la reforma tributaria no se limita a reducir impuestos, sino también a eliminar aquellos que, aunque generan una alta recaudación, son altamente distorsivos. Este es uno de los mayores desafíos al abordar una reforma fiscal en profundidad. En este contexto, resulta crucial alcanzar un acuerdo fiscal entre la Nación y las provincias que permita ordenar impuestos clave como el IVA y Ganancias.

El sistema tributario argentino se caracteriza por su complejidad, con los tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) aplicando impuestos de manera superpuesta y descoordinada. Este desorden ha dado lugar a más de 150 impuestos con niveles de recaudación muy dispares. La administración actual propone simplificar el sistema eliminando aquellos impuestos que contribuyen mínimamente a la recaudación total.

En 2024, se estimó que la presión tributaria total —considerando los ámbitos nacional y provincial, pero excluyendo aportes y contribuciones a la seguridad social— alcanzó el 20% del PBI

Cinco impuestos explican el 87% de esta presión: IVA, Ganancias, el Impuesto al Cheque, los Derechos de Exportación y el impuesto provincial sobre los Ingresos Brutos. Entre ellos, IVA y Ganancias representan el 54% de la presión tributaria total y se distribuyen entre la Nación y las provincias a través del sistema de coparticipación. En contraste, el Impuesto al Cheque y los Derechos de Exportación (12%) financian exclusivamente a la Nación, mientras que Ingresos Brutos (21%) sostiene principalmente a las provincias.

Eliminando los impuestos más distorsivos —Cheque, Derechos de Exportación e Ingresos Brutos— se podría mejorar significativamente la competitividad local. Sin embargo, este proceso no solo implica reducir el exceso de gravámenes, sino también reorganizar los impuestos de mayor recaudación.

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El desafío central radica en reemplazar estos tres impuestos con un esquema tributario que asegure una distribución equitativa entre los niveles de gobierno y entre las provincias. En otras palabras, una reforma tributaria efectiva debe ir acompañada de un replanteo integral del sistema de coparticipación federal.

Propuestas específicas como destinar la totalidad del IVA a las provincias y asignar el 100% de la recaudación de Ganancias a la Nación permitiría eliminar el Impuesto al Cheque y los Derechos de Exportación. 

Un aspecto crítico de esta transición es que la Nación debe abstenerse de realizar gastos que se solapen con las funciones provinciales, como ya se ha comenzado a implementar mediante la reducción de transferencias no automáticas a las provincias.

Además, que el IVA absorba Ingresos Brutos y las tasas municipales, y que su recaudación se distribuya entre las provincias bajo los mismos criterios actualmente utilizados para repartir Ingresos Brutos. 

Un punto de partida indispensable es un acuerdo de coordinación fiscal que clarifique la distribución de funciones entre los niveles de gobierno y las potestades tributarias. Para las provincias más rezagadas, se debe prever un fondo de convergencia, condicionado al saneamiento fiscal y al desarrollo económico.

*Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA

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