Cada 28 de enero, celebramos el Día Mundial por la Reducción de Emisiones de CO2 con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de la reducción de gases de efecto invernadero en el planeta. Es indudable señalar que la transición energética es una de las principales soluciones a la crisis climática que nos encontramos atravesando actualmente y las energías renovables juegan un papel fundamental en este contexto.
Las iniciativas ecológicas que favorecen la adopción de un perfil más sustentable ya no parten solamente del compromiso de los consumidores, sino que las empresas también están tomando conciencia en este asunto. En el trayecto hacia un modelo con menos impacto ambiental, las compañías buscan modificar distintos aspectos en su modo de operar y planifican diversas estrategias, como por ejemplo el reciclaje o el uso eficiente de energía, para reducir su huella de carbono.
Sin embargo, llega un punto donde no siempre es posible evitar totalmente la emisión de dióxido de carbono entonces ¿Qué pueden hacer las compañías para asegurarse una gestión carbono neutral?
Una de las alternativas disponibles actualmente, es la compensación a través de Certificados de Reducción de Emisiones (CER). Esta herramienta es un mecanismo internacional de descontaminación cuyo objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Fueron establecidos en el año 2005 en el protocolo de Kyoto, como uno de los tres puntos clave para disminuir los niveles de dióxido de carbono que contaminan la atmósfera.
En esta línea las empresas, luego de medir sus emisiones, pueden neutralizarlas con la adquisición de bonos de carbono que solventan proyectos sustentables y, por su tipo de aporte al medio ambiente, compensa la emisión sobrante que la compañía no pudo reducir por sus propios medios.
Otra alternativa que tiene a disposición el mercado corporativo, además de la medición y compensación de gases de efecto invernadero, es adquirir, a través de contratos, energía que provenga de fuentes renovables por un tiempo determinado. De esta manera, se reduce considerablemente las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
Está claro que cuando hablamos de cambio climático, debemos tomar acciones de manera inmediata. No tenemos mucho tiempo por delante porque los cambios deben hacerse cuanto antes, pero lo positivo es que la demanda corporativa está creciendo de manera exponencial y hoy se encuentra inmersa en un formidable desafío de transición energética y reducción de su huella de carbono.
Es destacable el compromiso que están asumiendo muchas compañías del sector privado para comenzar a cambiar su perfil energético y, en este punto, la industria renovable se ha convertido en el pilar de apoyo para todos aquellos agentes sociales que desean aportar su granito de arena en este camino hacia la sustentabilidad.
Nuestro trabajo es ser empáticos con el contexto que se presenta y debemos acompañar proactivamente a las compañías que hoy deciden adoptar medidas que involucren una gestión medioambiental más limpia. Asimismo, es fundamental poder impulsar a las compañías que en materia de sustentabilidad estén comenzando a dar sus primeros pasos. La tendencia es crear empresas más verdes y nuestra tarea es acompañar a quienes decidan convertirse en carbono neutral.
El cambio está ocurriendo y las medidas que debemos adoptar deben ser cada vez más rápidas por eso, es preciso que aparezcan herramientas que permitan un proceso viable para poner en acción a los mercados. El futuro es hoy y las energías renovables son fundamentales para la reconversión de la matriz energética mundial y el eje hacia una generación más sustentable.