A nadie le sorprende que las decisiones presidenciales sean políticas en un grado u otro. Pero nunca antes las tácticas electorales de corto plazo habían tenido total prioridad sobre el bienestar y la seguridad básica de Estados Unidos, como está sucediendo con el régimen de Joe Biden.
Los extremistas de izquierda odian todo tipo de combustibles fósiles, incluido el gas natural, una de las fuentes de energía más limpias que existen. Para apaciguar a estos fanáticos, Biden quita la alfombra a las nuevas instalaciones de gas natural licuado para exportar. Tenemos más gas natural que cualquier lugar del planeta. Esta fue una traición a Alemania y otros aliados europeos que cuentan con nuestro gas para poder cancelar cualquier futuro que dependa de Putin. Biden también busca el petróleo de la títere cubana Venezuela, al tiempo que obstruye la producción acá en casa.
El Presidente necesita ganar Michigan para apaciguar a los votantes árabes musulmanes que constituyen un pequeño porcentaje del electorado. Biden traiciona a Israel mientras lucha por su supervivencia. En cambio, hace todo lo posible para garantizar la supervivencia de Hamás, una organización terrorista en deuda con Irán y dedicada a la erradicación del Estado judío.
El equipo de Biden está intentando impedir que los israelíes aplasten a Hamás. Si Israel no puede destruir a Hamás, su futuro está en peligro. Otro gato iraní, Hezbollah, tiene muchos más cohetes y fuerzas militares mejor entrenadas. El propio Irán tiene numerosos cohetes y otra armas. Si ambos lanzan ataques simultáneos, Israel solo podría defenderlos con una terrible pérdida de vidas. Y si Irán se convierte en una potencia nuclear y llega rápidamente, la supervivencia de Israel estará muy en duda.
Qué contraste con el supuesto héroe de Biden, Franklin D. Roosevelt, quien se arriesgó a sufrir graves daños políticos cuando ayudó a Gran Bretaña en las primeras etapas de la Segunda Guerra Mundial. Pero Roosevelt tuvo el coraje y las habilidades para navegar en aguas políticas traicioneras, para hacer lo correcto para nuestra seguridad y la de la civilización. En comparación, Biden es un cobarde. También está traicionando a Ucrania. Se niega a negociar un acuerdo para obtener las asignaciones necesarias. El comportamiento aislacionista del Partido Republicano es una vergüenza.
Una victoria de Putin en Ucrania tendrá consecuencias catastróficas en Europa y Asia. Le dice al mundo que ya no nos tomamos en serio la tarea de detener a adversarios poderosos. Para reforzar la creciente percepción de que los dictadores dominarán el mundo, Biden continúa babeando sobre el centro mundial del terrorismo, Irán.
Está entregando US$ 10.000 millones al asesino ayatolá con la esperanza de que no causen demasiados problemas antes de nuestras elecciones. Estados Unidos revivirá como lo hizo en el pasado, pero sus adversarios no lo creen y podrían cometer enormes errores de cálculo. El tipo de comportamiento cobarde de Biden lleva a que las grandes guerras ocurran