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La evolución en la forma de comunicar enfrenta nuevas dinámicas que desafían tanto a la mente humana como a las estrategias de interacción.

18 Octubre de 2024 08.43

La gestión tradicional de la forma de comunicar, con su eficacia y beneficios, responde a modelos de mentalidades que, analizados desde la perspectiva de su historia, han ido cambiando de la mano de la transformación de las reflexiones sobre lo humano. Los hombres siempre se preguntaron si la mente humana es lo suficientemente inteligente y fuerte como para que, ante accidentes sociales y naturales, pueda reconstruir el mundo desde el control de lo racional o si, por el contrario, debemos dejar que simplemente se precipiten y que sus consecuencias desaparezcan por la llegada de nuevas crisis. 

La velocidad a la que hoy circula la información y con la que se imponen contenidos da muestra de lo segundo, configurando con ello entornos enigmáticos y, a la vez, evanescentes, que ponen en duda las herramientas y estrategias disponibles para abordarlos. Venimos de un tiempo en el cual se trataba de descubrir, vía el análisis y la síntesis, el proceso que debía llevarse a cabo para generar ideas creativas. ¿Y quién pensaba en esa época? Solo "yo", la razón; si es así, entonces no hay duda, existo. 

Cuando se descubrió que ciertos procesos de pensamiento sobre los cuales no tenemos el control directo trabajan sobre la información recibida sin descanso ni restricciones, hubo que aceptar que, entre otras operaciones, a la mente le toca reorganizar la información, sintetizarla, ordenarla y asociarla a datos anteriores. En ese contexto, en "la edad de los extremismos", durante la primera mitad del siglo XX, comenzaron a resquebrajarse grandes ideales vigentes dando lugar al nacimiento de un yo narrado que implicaba que, para reflexionar sobre las personas, debía tenerse presente que los humanos son seres de lenguaje; que es este carácter narrativo la vía para volver a responder la pregunta por excelencia: ¿quién soy yo? 

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La velocidad a la que hoy circula la información y con la que se imponen contenidos da muestra de lo segundo, configurando con ello entornos enigmáticos.

La propia vida como una historia, una narrativa que se despliega en contextos institucionales, políticos, colectivos, tanto en espacios públicos como privados y atravesados por conflictos y negociaciones en torno a los sentidos de lo individual y lo social. En este sentido, el papel del lenguaje y la interacción narrativa vía la comunicación y la conversación propiamente dichas son vectores fundamentales para definir las características del individuo. El lazo de la significación individual del yo sumado a sus dimensiones sociales resulta crucial en las funciones discursivas y comunicacionales. 

El avance conciliado de las ciencias y el progreso económico para acceder a la tecnología necesaria para una nueva mirada sobre los sistemas vivientes nos puso frente a una encrucijada desconocida: los medios electrónicos de orientación posmoderna donde prima lo impersonal, el anonimato, ¡demandan interacción! Los nuevos mass media, al extenderse a través del planeta, nos hacen partícipes de una gran aldea global. En la era digital y globalizada en la que vivimos, los mass media son un vehículo poderoso para influir en la opinión pública, conectar a las organizaciones con audiencias globales y para transformar la cultura

Los datos masivos analizados por algoritmos que prevén patrones de comportamientos, información útil y correlaciones que sirven para darle giros precisos a la estrategia a desplegar, permiten obtener una panorámica de la aldea y orienta hacia dónde debe dirigirse el plan de acción. La big data, justamente, analiza volúmenes enormes de datos constituyendo los grandes data sets donde abreva la IA. 

Pero cómo acceder a las necesidades y deseos de los destinatarios, cómo personalizar campañas estratégicas, cómo acceder a "la experiencia del cliente" además del atajo tecnológico, cómo leer e interpretar las interacciones con aquel para procurar la conocida small data, que volvió con fuerza como núcleo de cualquier Social CRM. 

Big data
La big data, justamente, analiza volúmenes enormes de datos constituyendo los grandes data sets donde abreva la IA. 

¡Hay que aferrarse al cambio de paradigma!, gritan desde muchos lugares, mientras que nos sentimos en "Un descenso en el Maelström", el cuento de Poe que relata las peripecias de los tripulantes de una embarcación capturada por un gigantesco remolino. El personaje cuenta cómo de repente la corriente del océano a sus pies adquiere una velocidad monstruosa y su desatada impetuosidad que va en aumento revienta bruscamente en remolinos; el horizonte desaparece lentamente mientras la embarcación entra al embudo que con un final abierto está dispuesto a tragárselo a menos que haga la maniobra correcta. 

Un tripulante observó que durante el deslizamiento, además de su embarcación, descendían otras naves, troncos, muebles, barriles, y todos lo hacían a diferente velocidad. Hasta le resultó divertido calcular sus respectivos tiempos. Ninguna de sus conjeturas fue cierta, y tanto error lo indujo a una nueva reflexión apelando a su memoria y a sus conocimientos de física. Vio cómo un barril que estaba a su mismo nivel minutos después estaba mucho más arriba. Resolvió asegurarse fuertemente a un barril y precipitarse con él al agua. Mientras ascendía, pasaban muchos barriles flotando a su alrededor. Ya a salvo, alguien le explicó que había estado observando la consecuencia natural de las formas de los objetos flotantes.

Es necesario que haya alguien que sepa advertir lo que se ve a su alrededor, si oye algo, si nota algún cambio en el agua y que prepare a toda la tripulación de la administración para generar un "cambio de paradigmas" desde el interior, en el entramado corporativo. Los administradores que pretenden reformar sus organizaciones deben participar también de este cambio, asumiendo nuevas creencias, valores, métodos y prácticas que rijan sus actividades. 

Nuestro concepto de creatividad, en su compleja y multifacética configuración, parece no haber sido conocido en la Grecia y en la Roma antiguas. Sin embargo, basta abrir algún libro sobre su historia y la de sus hombres para no dudar de su existencia. Desde el grito triunfal de Arquímedes, que con su ¡EUREKA! Mostraba al desnudo no solo su anatomía sino también el resplandor del genio, pasando por la creatio que, como creación a partir de la nada, resulta el producto de un acto divino y, por lo tanto, fuera de la órbita humana, hasta la Ilustración, cuando el concepto aparece en la teoría del arte camuflado en la noción de imaginación, no encontrará visibilidad hasta comienzos del siglo XX, cuando empieza a debatirse sobre creatividad en el campo científico.

Creatividad
Es necesario que haya alguien que sepa advertir lo que se ve a su alrededor, si oye algo, si nota algún cambio en el agua y que prepare a toda la tripulación de la administración para generar un "cambio de paradigmas" desde el interior, en el entramado corporativo. 

Uno de los filósofos más estimulantes de nuestro tiempo, Peter Sloterdijk, que hizo de la comunicación no solo el problema clave de nuestro presente globalizado sino también un concepto de alcance ontológico, avanza en sus reflexiones acerca de volver a pensar la subjetividad en función de la particular relación del sujeto con su medio. Reinterpreta el axioma fundamental del análisis comunicacional propuesto por quien considera el más grande teórico de la comunicación, Marshall McLuhan, cuando dijo que "el medio es el mensaje", provocando el interés de otros muchos estudiosos. 

Y, si no se lo banaliza, resulta el núcleo de argumentaciones relativas a la relación entre poder, subjetividad y espacialidad. Para Sloterdijk, el medio ocupa un lugar central en su proyecto y lo interpreta como un eco, una reverberación producto de actividades humanas que tienen efectos en la naturaleza. La subjetividad, como medio, y el espacio se definen en términos de relaciones inseparables de vibración.

¿Dónde existimos hoy? ¿Cómo es el espacio comunicacional que habitamos? "Para ver algo, dice el filósofo, el vidente tiene que estar a una distancia abierta frente a lo visible. Ese estar espacialmente separado y enfrentado sugiere un abismo entre sujetos y objetos". Los sujetos aquí son solo observadores viendo desde lejos el océano embravecido o estando al borde del embudo. Sugiere, en cambio, agregar también, y fundamentalmente, la dimensión auditiva: "El oído no conoce ningún enfrente; solo hay "mundo" o "materias" en la medida en que se está en medio del suceso". ¿Hay alguien escuchando lo que ocurre en esta tormenta?

Estas consideraciones implican el pasaje de la teoría del conocimiento tradicional, donde se trata de sujetos y objetos, a lo que es inherente a los medios, como entornos de acción a partir de la relación de compenetración que se establece con el fenómeno involucrado.  El pensamiento, dice Sloterdijk, y lo mismo vale para el acto creativo, está en el sujeto como el sonido en el violín: gracias a una relación de vibración. Es un medio sensible que se hace vibrar por voces, sentimientos y razonamientos. La IA no produce vibración, por ahora.

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