Durante más de una década, los profesionales de RRHH han sido testigos de la volatilidad económica y de los constantes ajustes. Sin embargo, las condiciones actuales permiten vislumbrar un cambio positivo: la inflación ha comenzado a ceder, el comercio internacional se está reabriendo y las inversiones en la economía real están sentando las bases para un crecimiento sostenible.
Este nuevo escenario promete transformar la gestión del talento en un pilar esencial para el éxito de las empresas, desde las pequeñas y medianas empresas hasta las multinacionales y startups.
Con expectativas de estabilidad económica para 2025, las compañías comienzan a pensar en el mediano y largo plazo, un ejercicio que era casi imposible durante las crisis recientes. Es un momento propicio para planificar inversiones, ajustar precios y costos de manera estratégica, y rediseñar estructuras que faciliten la innovación y la expansión. La presión interna de "estabilizar el barco" se está aliviando, y los ejecutivos empiezan a mirar hacia adelante, listos para asumir nuevos riesgos y mejorar sus ofertas de productos y servicios. Pero todo esto depende de un factor clave: el talento.
Armar los equipos adecuados con el liderazgo, la experiencia y el potencial requeridos será fundamental. Construir confianza, fomentar la alta performance y fidelizar a los mejores talentos en un contexto de competencia laboral creciente requerirá acciones decididas. Los profesionales recuperan poder adquisitivo y estabilidad, y con esto, la capacidad de elegir dónde trabajar. Las empresas que reaccionen rápido y ofrezcan entornos atractivos tendrán ventaja, mientras que las rezagadas podrían perder en la carrera por el mejor talento.
En esta línea, destacamos 4 tendencias que marcarán el rumbo de 2025:
- Atracción y fidelización de talento local: Con una inflación decreciente y una economía en expansión, los profesionales podrán centrarse en planes de carrera más estables y con proyección a largo plazo. Las empresas tendrán la oportunidad de recuperar y atraer talento que antes miraba hacia el exterior, creando ofertas de valor que respondan a las expectativas de estabilidad y desarrollo personal.
- Transformación de procesos internos: Enfocarse en la eficiencia y optimización de recursos permitirá a las compañías ser más ágiles y competitivas. Esto no solo generará resultados financieros positivos, sino que también mejorará la satisfacción y compromiso de los empleados, quienes buscan un equilibrio entre la vida laboral y personal, y valoran el bienestar.
3. Innovación: La creatividad como motor de la innovación le permite a las empresas desarrollar mejores soluciones, que agregan valor y le dan mayor competitividad en el mercado, que cada vez es más complejo. La flexibilidad y la autonomía de los equipos de trabajo es un diferencial clave a la hora de buscar nuevos negocios, o de mejorar los actuales.
4.Liderazgo adaptativo y visión estratégica: Las expectativas de un mercado laboral más competitivo obligarán a las empresas a desarrollar liderazgos capaces de anticipar cambios y construir equipos preparados para desafíos globales. La inversión en formación y el desarrollo continuo de talento serán esenciales para mantenerse a la vanguardia en un entorno en constante evolución.
El 2025 se perfila como un año prometedor. Aquellas empresas que sepan aprovechar este momento para construir organizaciones sólidas y orientadas a resultados, pero con un fuerte enfoque en el bienestar y desarrollo de su gente, estarán mejor posicionadas para un crecimiento sostenible. La tecnología, la innovación y un liderazgo resiliente serán las claves del éxito en esta nueva etapa.
*Por Federico Carrera, co-founder & COO de High Flow