Hay una frase que suelo reiterar y es que cada producto que lanzamos, cada innovación que diseñamos en la compañía está pensada poniendo a las personas en el centro de todas nuestras decisiones. Eso hace que cada paso que demos esté asociado a una necesidad de los consumidores o acompañe una tendencia que sabemos que perdurará a largo plazo.
Así sucedió, por ejemplo, cuando en plena pandemia de Covid-19 lanzamos el primer jabón líquido diluible para nuestras marcas Ala y Skip. O el caso de Rinde Más de Knorr, una innovación argentina que permite aumentar el rendimiento de los platos con carne picada. También es el caso de nuestro reciente lanzamiento Dove Real Poder de las Plantas, una línea natural a base de plantas en la que más del 95% de los ingredientes provienen de plantas y las fragancias son 100% de origen natural.
Pero, además de estar continuamente pensando de qué manera ofrecer lo mejor a los consumidores, las compañías tenemos que poner esa misma energía en dirigir esa mirada hacia adentro de la organización.
Para eso es clave hacernos preguntas que nos ayuden a ser mejores, explorar alternativas que nos permitan seguir cultivando la confianza en nuestros colaboradores.
Evolucionar requiere habilitar conversaciones diferentes. ¿Por qué es interesante para las personas trabajar con nosotros? ¿Qué diferencial les estamos ofreciendo a quienes forman parte de nuestra empresa? ¿Existe una identificación entre su propósito personal y la cultura de la organización?
Este, para mí, representa un desafío personal. Hice toda mi carrera en Unilever, donde tuve la oportunidad de trabajar y aportar mi mirada en diferentes áreas. Esos movimientos me dieron aire y perspectiva, pero a la vez siempre fui muy consciente de que la vida familiar y personal eran importantes. La libertad y confianza de quienes fueron mis lideres me permitió moverme con soltura, cultivar mi carrera profesional a la vez que dedicaba tiempo a mis afectos e intereses personales.
Pero mi experiencia es única y existen tantas vidas como formas de vivir el trabajo. Por eso, en Unilever buscamos constantemente ofrecer nuevas maneras de trabajar, más dinámicas y flexibles, que se adapten a cada colaborador y su contexto: viernes flex, la posibilidad de cumplir con los objetivos de manera híbrida; job sharing o U-Journey (trabajar de forma remota desde cualquier lugar del mundo). Incluso hace poco lanzamos una nueva experiencia, llamada FlexYVida, y nos transformamos en la primera filial de la compañía en Latinoamérica que ofrece a sus empleados administrativos la posibilidad de trabajar una semana de cuatro días, una vez al mes.
Según un reciente estudio de 4 Day Week Global realizado en conjunto con la Universidad de Oxford, el Boston College, la Universidad de Cambridge y el grupo de expertos Autonomy, aplicar la semana laboral de cuatro días en empresas puede ser mejor para todos: el 46% de los encuestados dice que la productividad de su negocio se ha mantenido en el mismo nivel, mientras que el 34% informa que ha mejorado ligeramente y el 15% dice que ha mejorado significativamente. Esto demuestra que, cuando encontramos puntos de equilibrio entre las expectativas de los colaboradores y las necesidades del negocio, los resultados son positivos.
Para la Real Academia Española, la confianza es la esperanza firme que se tiene de alguien o algo. Confiar en nuestros colaboradores es la base para desarrollar contextos donde cada persona pueda conectar con lo que más le gusta y potenciar su mejor versión.
Hoy hablamos mucho de aprendizaje continuo, una acepción que no solo está vinculada a los individuos que conforman las organizaciones, sino a las organizaciones en sí mismas: necesitamos seguir generando experiencias que conecten a las personas con su propósito. Esa conexión es la que genera resultados transformadores porque nutre el crecimiento personal con el desarrollo profesional. Ambos van de la mano.