Contratar empleados es como dejarlos entrar a tu casa

En los últimos meses vivimos una oleada de despidos en distintas empresas de base tecnológica. Si bien no es claro si se trata de algo estacional o de un fenómeno que llegó para quedarse, lo cierto es que las empresas suelen usar la permanencia de su talento como una de las principales variables de ajuste. Pero claro, después de todo, detrás de un puesto de trabajo, hay un talento, hay una persona.

¿Se puede crecer por crecer? La respuesta no es lineal. Uno de los mayores pains, creo, tuvo que ver con el factor sorpresivo que inició ese efecto dominó. Es decir, venimos de un boom muy acelerado de fundación de startups, de fondeos millonarios a empresas del segmento cripto y fintech que los impulsó en su crecimiento y, por supuesto, esto obligó la contratación de más empleados. Pero con este crecimiento llega una larga lista de objetivos a cumplir.

Entonces cuando el mercado no responde favorablemente al modelo de negocio, la demanda decrece, y llega la desvinculación. En muchos casos se trató de contrataciones que se dieron en el marco de esta onda expansiva, que al cabo de dos meses, la retracción fue tal que quedaron afuera.

 

El pasado, el presente y el futuro son la tríada perfecta para proyectar el crecimiento. La pregunta fundante sería: ¿hay un proyecto que pueda sostener el crecimiento en el largo plazo? Un requisito indispensable para lograrlo es ser muy metodológicos y cuidadosos cuando una empresa se plantea ese objetivo. Contratar personal implica saber a quién, qué proyecto le asignaremos y -fundamental- por cuánto tiempo teniendo en cuenta los siguientes pasos que dará la organización. Esto hará que la persona entienda el aporte de valor que le da con su expertise, la empresa sostendrá al recurso y, por supuesto, la persona encontrará satisfacción en su tarea.

Todas las semanas, los empresarios de la tecnología nos tenemos que preguntar: ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vienen los proyectos? ¿Qué clientes van a entrar? ¿Cuántos posibles clientes tenemos? ¿Cuántos presupuestos hay en la calle dando vueltas? ¿Cuánta plata tenemos sin cobrar?

De hecho, puede parecer más burocrático que ágil, pero implementar estrategias de seguimiento semanal sobre estos aspectos permiten margen de maniobra con muy buenos resultados en el  cuidado de las personas. Y si la organización son las personas, sostenerlas es la clave.

 

En los últimos años, todos estamos más atentos que nunca a la cultura corporativa. Se puso de moda y hay que celebrarlo. Es lo que nos identifica, es el motivo por el cual una empresa logra que haya innovación, creatividad, pasión. Puede ser determinante para que un empleado se levante todos los días para trabajar, dar su mejor versión y querer desarrollarse personal y profesionalmente.

Si la estructura lo permite, crear un departamento que atienda estos aspectos es un factor decisivo para el bienestar. Desde ahí se pueden relevar cosas puntuales: cómo están las personas, cómo vienen sus proyectos, cómo está el equipo, cómo se sienten con la empresa en general. Incluso es completamente beneficioso para el trabajo remoto, instalado también en su variante híbrida, que exige estar más encima de estas percepciones para estar cerca de los equipos.

 

Nosotros siempre decimos que es como invitar a alguien a tu casa. Tenés que saber a quién invitás, si comparte tus valores, si te va a sostener cuando haya algún inconveniente y va acompañar el proyecto iterando en un constante aprendizaje.

Contratar implica sí o sí cuidar las finanzas y medir el impacto en el mediano y largo plazo. ¿Qué beneficios, compensaciones y salarios se darán en cada caso? Incluso pueden ser muchos los motivos por los cuales las personas decidan irse también, pero desearía que no sea por factores emocionales o de estrés. Ojalá que cuando esa persona cruce el umbral de la puerta tenga claro que la empresa hizo todo a su alcance para retenerlo.

Retenerlo no solo es salario, bono, regalos, beneficios o un buen plan de salud.

Es darle motivos para querer ser mejor en lo que hace y darle un propósito cada día para despertar.


 

*La columna fue escrita por Facundo Aguinaga, cofundador y People Director de Paisanos