Construyamos un ambiente con responsabilidad
Juan Manuel Medina Gerente de Relaciones Institucionales y Comunicación en CampoLimpio
Ante los cambios acelerados en términos ambientales que experimenta la tierra por el impacto antropológico del hombre, se hace necesario repensar los vínculos que tenemos los humanos con la naturaleza, con eso que es ajeno a nuestro propio cuerpo, para comprender mejor esa simbiosis con lo que ocurre en el contexto que habitamos.
Tomando la referencia de la encíclica “Laudato sí”, donde el Papa Francisco nos propone esta idea del ambiente como una “casa común”; resta preguntarnos: ¿Quién construye esa casa? ¿Cómo lo hace? ¿Para quién? Las respuestas dependen desde dónde se piensan las preguntas, considerando que incluso hay líderes mundiales que definen nuestro impacto sobre la naturaleza como concepto central de todos los males ambientales y climáticos actuales.
Se hace necesario entonces reconocer que existe una responsabilidad política, social, cultural y económica de parte de los actores de la sociedad. Tenemos que adoptar prácticas sostenibles y promover una economía que permita la optimización de recursos y el aprovechamiento de los residuos. Asimismo, a la par de los fundamentos técnico-científicos, es importante admitir los saberes populares y ancestrales de muchas comunidades originarias que brindan otra mirada sobre los fenómenos climáticos a los cuales asistimos en los últimos tiempos.
La educación también resulta clave: y es positivo ver que los conceptos de la ecología son pilares que empiezan a estar contemplados en la currícula educativa. Esto habla de una nueva época en la visualización de la problemática ambiental, y de la ecología ya no sólo desde la ciencia, sino también desde la acción.
Por otro lado, y considerando que en nuestro país tenemos producciones significativas como los cultivos extensivos agropecuarios, la ganadería y la minería; en el marco de un complejo escenario económico, tenemos el desafío de lograr mayores niveles de productividad reduciendo el impacto ambiental. Así, es importante desarrollar métodos que generen menor huella de carbono y sean ecológicamente amigables.
En la actualidad, somos varias las organizaciones que estamos trabajando en este cambio de paradigma que invita a repensar una producción responsable. En el caso de la Asociación en la que me desempeño, nuestra iniciativa se ampara bajo la innovadora Ley 27.259, que plantea la responsabilidad extendida desde el Gobierno hasta el productor, y propone un sistema de gestión ambiental que recuperara los envases vacíos de agroquímicos para que vuelvan a ser reutilizados en destinos apropiados.
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El crecimiento sostenido de esta tarea nos ha permitido recuperar más de 8 millones de kilos de plástico que hoy en día ingresan a la economía circular. Para lograrlo, ha resultado necesario trabajar de forma articulada con todos los actores que están involucrados en la utilización de estos plásticos que genera la agroindustria.
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Si bien hay un camino recorrido, sabemos que queda mucho por hacer. Es fundamental que más organizaciones e instituciones se involucren para que podamos ser más responsables con nuestra “casa común” y se reduzca el impacto en los ecosistemas que lleva a la lamentable e irreversible pérdida de la biodiversidad.
*La columna fue desarrollada por Juan Manuel Medina, Gerente de Relaciones Institucionales y Comunicación en CampoLimpio
