En las empresas familiares el 80% de las veces son los más jóvenes los que inician procesos de innovación y transformación. En ellas conviven varias generaciones, que tienen miradas muy diferentes sobre la estrategia de la empresa, sobre la gestión de las personas, sobre la estandarización y orden en los procesos y sobre la transformación digital.
Estas diferencias se basan en que los más jóvenes suelen tener acceso a mayores fuentes de información externas a través de sus pares que trabajan en empresas internacionales, capacitación formal de alto nivel (carreras o posgrados), información en internet y otras fuentes. En cambio las generaciones más experimentadas se basan en el conocimiento práctico del negocio, los años de experiencia y aprendizajes del tipo prueba y error con herramientas más caseras.
Las diferencias principales son las siguientes:
- Estrategia: ¿Debe ser más estructurada o vamos viendo sobre la marcha?
- Procesos: ¿Las personas definen sus propios métodos o los define la empresa?
- Personas: ¿Se trata a todos por igual o se lidera individualmente para fidelizar?
- Tecnología: ¿Apalanca seriamente al negocio o simplemente ayuda?
La experiencia, el pragmatismo, la capacidad de resolver y el trabajo duro son cruciales para operar la empresa y además la innovación, profesionalización y digitalización son cruciales para que sea sustentable y crezca en forma ordenada.
Una empresa familiar con generaciones que se complementan tiene una fuerza muy grande, y pueden convivir en sinergia positiva. Es importante que se escuchen y se valoren, ya que en un momento los actuales líderes dejarán paso a los nuevos y todos podrán sustentarse económicamente de la empresa.
Los primeros pasos para lograr esta sinergia positiva suelen darlo las generaciones más nuevas, siendo agentes de cambio para lograr una mejor comunicación y clima en la empresa. Además, una ayuda de profesionales externos puede allanar este proceso, logrando establecer una estrategia consensuada del futuro de la empresa, organizando las funciones y autonomía de cada integrante de la familia, estableciendo procesos claros y optimizados para realizar las actividades y colaborando en la selección e implementación de tecnología para que el negocio se desarrolle.
*Por Alejandro Oliverio, socio de la Consultora BPS, especialista en profesionalización de PyMEs y Empresas Familiares.