Desde hace un tiempo, la industria agrícola se encuentra empobrecida por la falta de mano de obra. Esto está generando un gran malestar y, por consiguiente, la pérdida total o parcial de muchas de las cosechas.
La falta de personal es hoy un problema serio que la industria debe enfrentar si quiere salir fortalecida. Sin lugar a dudas, los trabajadores representan uno de los recursos más importantes dentro del sector, si no son el más, para poder llevar adelante la actividad.
Con nuestra experiencia, hace ya un tiempo, nos dimos cuenta de que más del 70% de las empresas que contrataban a este tipo de trabajadores no llegaban a conseguir la cantidad de gente que necesitaban y entraban en una carrera frenética por llegar a esa cantidad de trabajadores para poder cumplir con sus cosechas. Hacían malos procesos de selección y eso repercutía en un ausentismo de más del 40%, rotaciones del personal de hasta incluso el 200% y una saturación administrativa que no permitía a estas empresas cosechar sus cultivos a tiempo.
También percibimos que el problema no era solo de las empresas, sino también de los trabajadores. Por ejemplo, personas que sabían hacer las tareas y que muchas veces estaban disponibles no se terminaban de conectar con quienes los requerían por varios motivos: dificultad para escribir o hablar, falta de tecnología, contratos o tiempos no muy claros, entre otras cosas.
Vimos que, en muchos casos, los que lograban conectarse con las empresas quedaban fuera del proceso de selección por su apariencia - personas de edad avanzada, temas físicos, etc-. Personas que aun siendo altamente capacitadas y con toda la voluntad para llevar adelante los trabajos era rechazada. Aquí es donde surge la necesidad de conocer a las personas, su historia de vida, lo que saben hacer y qué las motiva. Algo que parece simple pero que en la práctica no sucede.
Sin lugar a dudas, necesitamos un cambio de paradigma en estas cuestiones. Se debe empezar a trabajar desde la base del problema. Empezar a conocer cuál es la realidad de los trabajadores y de las empresas y por qué es que se dan estos problemas y sobre ellos comenzar a crear las soluciones para cada eslabón.
Una empresa que se dedica al cultivo debe poner su foco e invertir su tiempo 100% en lo que sabe hacer y delegar el trabajo de los RRHH a otro en donde empleadores y empleados resultan beneficiados. Además, de esta manera, se genera directa o indirectamente un impacto social positivo. Es imperioso involucrarse con las personas, conocer su historia y ser inclusivos. En nuestra base de postulantes, por ejemplo, un 40% del trabajo que se genera es femenino, un 12% forma parte de poblaciones vulnerables (LGTB, madres solteras, ex reclusos, entre otros) y, el 8% de personas que comienzan con trabajos temporales termina trabajando de manera estable en las empresas que los contrataron.
Resulta fundamental para que todo funcione y fluya ser transparentes y empáticos con los trabajadores que, al fin de cuenta, son el recurso más valioso.
Hoy en día las empresas pueden acceder a trabajadores validados, clasificados por las tareas que saben hacer y calificados por empresas que ya los contrataron. Pueden contratar trabajadores de forma inmediata (en menos de 24h en caso de ser necesario), manteniendo plantillas estables, algo que antes no pasaba y los empleados a su vez pueden estar cobrando por su trabajo en el mismo día.
En resumidas cuentas, las empresas agrícolas deben poner su foco en la cosecha y permitirse estos cambios de paradigma donde sea otro el que se ocupe de lo administrativo para poner su foco en lo que realmente saben y no perder tiempo y dinero. Tercerizar estos servicios resulta clave para un mayor aprovechamiento de los recursos que derivará en una mejor cosecha.
*La columna fue escrita por Mauricio Pintado, cofundador de Zafrales, empresa de base tecnológica especializada en la contratación de personal zafral y temporal para los sectores de, principalmente agro, ganadero, industria, logística, hotelería, gastronomía y otros rubros de alta demanda de personal operativo.