Cómo abrazar la incertidumbre para convivir con ella
Gabriel Mysler CEO de Innovation@Reach
Gabriel Mysler CEO de Innovation@Reach
“Qué tanto es un tantito” Esta expresión, que escuché hace años en México, me hace cuestionarme siempre por las proporciones y las diferentes percepciones sobre cuál es la receta correcta: Cuánto necesito de cada ingrediente y en qué orden deben ser incorporados. En la cocina, el azúcar, la sal, el limón, el vinagre, el aceite y la pimienta se combinan, no se excluyen.
Hoy nos enfrentamos con aparentes disyuntivas y nuevas verdades. Se nos presentan herramientas y tecnologías que nos invitan a cambiarlo todo. ¿Cómo navegar estas dualidades?
¿Los 10 mandamientos?
En esta receta - nadie discute los ingredientes - la pregunta es de proporciones y de tiempos: Cuánto de cada cosa y cuándo.
Para complicarlo más aun, las organizaciones y las empresas parecen confrontar la burocracia con la innovación, lo remoto con lo presencial, las habilidades duras con las blandas y el mundo físico con el virtual.
Muchas veces la discusión se reduce a uno u otro, y no a comprender que proporción de cada cosa debe convivir y coexistir con la otra. Una buena vinagreta es la emulsión de aceite y vinagre, todos sabemos que debemos mantenerla agitada para que esta no se separe. El secreto: Buenos ingredientes, Correctas proporciones y Permanente agitación.
¿Toda la empresa debe usar Design Thinking y vivir en modo SRUM?
Para ninguna de estas preguntas hay una respuesta única y permanente, el mejor consejo es comprender que este equilibrio instable necesita de mejorar las preguntas, más que de apurarse a adoptar soluciones o buscar respuestas rápidas.
Cada organización tiene su cultura, su contexto, su historia y sus integrantes. Cada una es diferente y debe buscar su propio equilibrio comprendiendo que la dicotomía es siempre mala consejera: no es uno u otro, sino que es uno y otro, en proporciones diferentes para cada caso, para cada lugar y para cada tiempo.
Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro
Cuenta la historia que una niña se pierde en el bosque y encuentra una cabaña habitada por una familia de osos que habían salido de paseo. Como Ricitos de Oro (así la llamaban) era curiosa y estaba cansada y hambrienta, entra a la casa de los osos al ver que la puerta estaba sin trabar.
Una vez dentro encuentra tres sillas, una grande, una pequeña y una mediana, se sienta en la más grande y descubre que era demasiado alta, la pequeña era muy baja y la mediana tenía la altura ideal para ella. Lo mismo sucede con los platos de avena y su temperatura y con las camas y su dureza. En resumen, siempre había tres opciones, dos extremas y una intermedia. La del medio, era siempre la que le iba bien a la niña de nuestra historia.
Esta historia del siglo 19 (tal vez incluso anterior) ha tenido muchas reversiones, pero sigue siendo popular, al punto de haberse creado el “Principio Ricitos de Oro” en su honor. El efecto Goldilocks nos habla de “la cantidad justa”, no del promedio sino del delicado equilibrio entre ni demasiado poco ni el exceso.
Aristóteles ya nos hablaba del justo medio. Este lugar incierto donde – al decir de Ricitos de Oro - la cama no es ni muy dura ni muy blanda, sino que está bien, que es “justo para mí”. Es vital entender que este “justo para mi” no es el promedio, ni es siempre igual para cada empresa (o gerencia) ni de modo permanente.
Yin Yang
Pareciera que salir de lo binario es un interesante comienzo. La creatividad nace del pensamiento disruptivo, de pensar que notas y silencios no se contraponen, sino que se complementan y potencian permitiendo así que emerja la música. El desafío en estos tiempos de cambios exponenciales es abrazar la incertidumbre no como enemiga sino como condición de contexto y convivir con ella. Algunos lo llaman vivir en modo prueba, en software lo llamaríamos vivir en modo Beta, es decir saber que nunca llegamos, que siempre estamos llegando.
Hoy mas que nunca vivir es un arte, donde combinar correctamente las herramientas y las metodologías nos permitirá navegar con soltura estos tiempos. No se trata solo de tener un buen GPS, sino que de definir correctamente el destino y ajustar el camino permanentemente a los cambios.