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Bitcoin versus Ethereum: ¿Quién domina esta batalla cripto?

Sergio Sabha Socio de Estudio Sabha y Asociados

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Este año, una obra NFT fue vendida por casi US$ 70 millones. En este nuevo mercado, se comercializan obras digitales únicas, imposibles de falsificar. Artistas, empresas y hasta clubes de fútbol supieron ver el negocio detrás y ya se encuentran produciendo sus propias piezas.

22 Noviembre de 2021 09.00

En el mundo, hay muchas cosas que por su apariencia casi idéntica parecen estar destinadas a ser confundidas. Es el caso por ejemplo de la lima y el limón. Ambos forman parte de la misma familia de los cítricos y son bastante similares aunque entre sí son muy distintos. En la mayoría de los casos, sus diferencias radican en aquello que no se ve: su aroma, su sabor y su textura. Algo similar sucede en el mundo de las criptomonedas. Bitcoin, Ether, Tether... Solemos meter a todas en la misma bolsa, pensamos que funcionan bajo una única lógica y que si una triunfa -o por el contrario, fracasa- a todas les sucederá lo mismo. 

Un análisis pormenorizado permite romper con ese sentido común que opera y ver que, detrás de una igualdad aparente, radica un sinfín de diferencias que las enfrentan. En esta ocasión, tomemos de referencia las dos criptomonedas más importantes del mercado o al menos las más reconocidas por estas latitudes. Bitcoin y Ether. ¿Qué tienen para decirnos los dos grandes desarrollos que parecen haber venido a revolucionar el mercado financiero? 

Si hacemos un análisis cronológico, podríamos decir que el Bitcoin es el hermano mayor del Ether. Mientras que la primera fue creada por Satoshi Nakamoto en 2008 e implicó la creación del mercado cripto, Ethereum vino en 2015 a revolucionar lo conocido hasta ese momento al ser la primera blockchain programable. 

Bitcoin

Entonces, cuando hablamos de Ethereum nos referimos a un protocolo, una plataforma, un lenguaje de programación cuya criptomoneda principal es el Ether. Y es aquí donde radica una de sus principales diferencias: mientras que Bitcoin tiene un lenguaje de programación muy limitado que solo le permite operar su propia criptomoneda, Ethereum busca convertirse en un soporte más amplio en donde puedan desarrollarse diferentes aplicaciones descentralizadas y transacciones que exceden al mundo de las cripto. Entonces, si Bitcoin permite transaccionar unidades monetarias entre dos personas sin la regulación de una entidad central, Ethereum posibilita intercambiar cualquier cosa que sea programable sin la necesidad de que exista una autoridad que lo regule. 

Las infinitas utilidades del Ethereum 

¿Con qué herramienta trabaja Ethereum? Sus transacciones son posibles gracias a los smart contracts -contratos inteligentes-. Estos son las unidades programables de la red. Ethereum permite crear smart contracts muy ricos y variados y alojar en su red tokens (NFT) y aplicaciones descentralizadas de finanzas y exchange. 

Uno de los mercados que nació de la mano de los smart contracts y el Ethereum es el criptoarte. Todo comenzó cuando en marzo de este año, una obra NFT -non fungible token- fue vendida por casi US$ 70 millones. En este nuevo mercado, se comercializan obras digitales únicas, imposibles de falsificar. Artistas, empresas y hasta clubes de fútbol supieron ver el negocio detrás de esto y ya se encuentran produciendo sus propias piezas. Básicamente, en este tipo de operaciones, el comprador se asegura la titularidad sobre un archivo que le es enviado a sus dispositivos. De esta forma, en el siglo XXI es posible registrar un meme, un tuit y hasta jugadas de la NBA o del fútbol americano. 

Claro está que eso no evita que ese meme o fotografía igualmente circule libremente por internet. Sin ir más lejos, el clásico meme de la niña sonriendo en primer plano mientras detrás se incendia una casa fue adquirido por casi medio millón de dólares y aún así, todos podemos seguir utilizándolo en nuestras redes. ¿Cuál sería la gracia de hacerlo entonces? La misma que hay en ser dueño de un Picasso original mientras millones de copias circulan por el mundo...

¿Pero por qué es importante traer el criptoarte a colación? Es que este mercado trabaja a través de NFT, un “vale” criptográfico que queda registrado en la blockchain y documenta de manera inviolable que una persona es propietaria de determinada obra. La plataforma más utilizada para esta función es Ethereum, que usa su propia criptomoneda para las transacciones, los Ether (ETH). De esta forma, en primer lugar, podemos afirmar que Ethereum goza de un mayor campo de influencia y una versatilidad que la vuelve única de cara al futuro. 

Esto no es algo que solamente ocurre en otros países del mundo... La Argentina también ha sido terreno fértil para el criptoarte. En el último tiempo, hubo un caso paradigmático que involucró a un Diputado Nacional recientemente electo. El economista Javier Milei vendió “Revolución Libertaria”, un NFT que muestra una animación de un billete de $ 1000 con el edificio del Banco Central, que luego explota para dar paso a su cara al grito de "Viva la libertad, carajo". La subasta había iniciado el 7 de septiembre, cinco días antes de las PASO, con un precio de 0,5 ETH -unos US$ 2.000- y cerró en 3,8 ETH. Al final de esta experiencia, el flamante político recaudó casi US$ 12.000 que utilizó para el financiamiento de su campaña. 

 El economista Javier Milei vendió “Revolución Libertaria”.

Emisión cerrada versus emisión abierta 

Si nos concentramos en el ámbito de las criptomonedas, hay otra cuestión que las diferencia: su nivel de oferta. Desde su concepción, el Bitcoin tiene un límite de 21 millones que se irían minando con el correr de los años. Actualmente, circulan unos 18 millones por el mercado que a su vez pueden subdividirse en unidades cada vez más pequeñas que faciliten su comercialización. Sin embargo, como la oferta es finita, tarde o temprano llegará el día en que el último Bitcoin aparezca en el mercado y su escasez sea un hecho. Por el contrario, Ether no tiene predeterminada una cantidad máxima total de unidades, cada año pueden emitirse hasta 18 millones. 

Como dijimos anteriormente, el Bitcoin tiene una cantidad límite. Se estima que para 2032 ya se habrán minado el 99% y que debido a que el ritmo de producción disminuye con los años -por los halvings-, la última unidad aparecerá en 2140. 

Deflación versus inflación 

Desde un principio, el Bitcoin fue ideado como una moneda deflacionaria que buscaba diferenciarse de las emitidas tradicionalmente al aumentar su valor con el paso del tiempo. Su carácter deflacionario estaría dado por la disminución progresiva de la tasa de crecimiento de la base monetaria y el aumento de su popularidad y uso, lo cual generaría un desequilibrio monetario entre la oferta y la demanda y su consecuente aumento de precio. 

Sin embargo, la historia nos demuestra que si bien su valor ha crecido exponencialmente, este crecimiento no estuvo exento de turbulencias. Varias crisis han marcado su historia y muchas veces los medios han decretado su sentencia de muerte. 

Por lo expuesto anteriormente, la gran volatilidad que gira en torno a su cotización hace que su carácter deflacionario se cumpla solo parcialmente. Visto a la distancia, claramente su valor aumentó pero ¿a qué costo? La especulación pesa más que cualquier aspecto técnico pensado de antemano. Por otra parte, si realmente actuara como una moneda deflacionaria, ¿es acaso eso algo bueno para la economía? La deflación es un problema igual de grave que la inflación. El valor del dinero sube y los mercados comienzan a depreciarse. Los individuos prefieren guardar el dinero antes que invertirlo y así se generaría a futuro mayor desempleo e improductividad. 

Ethereum

Volviendo al Ether, esta no fue ideada como una moneda deflacionaria. Al menos por ahora, su emisión no tiene techo máximo. La cantidad en circulación aumenta a la par que su valor. Una de las causas que genera su suba actual es la gran demanda de NFT, lo que confirma una vez más que Ethereum tiene un abanico de posibilidades mucho más amplio y que este a su vez, enriquece a la moneda. Mientras que la blockchain de Ethereum siga en pie, el Ether tendrá larga vida pues es la gasolina que permite que muchas utilidades de esa plataforma funcionen. 

El mundo avanza y la tecnología no tiene límites. Nuevos inventos se sucederán uno tras otro y tratarán de derrocarse para quedarse con el trono. En ese marco, las criptomonedas vinieron a revolucionar el mercado y mostrar una forma diferente de crear valor. Su popularidad es innegable pero el desconocimiento generalizado puede llegar a generar estragos. Así como Charles Darwin estableció la supervivencia del más apto, Ethereum puede descansar tranquilo: su versatilidad a priori parece transformarlo en el más apto para la evolución natural de estas especies.

*El autor, Sergio Sabha, es socio de Estudio Sabha y Asociados.

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