Aviso para dueños: no quieras ser el Messi de tu empresa
Gustavo Schutt Consultor especializado en Exit Planning y autor de “La reinvención del dueño”
Gustavo Schutt Consultor especializado en Exit Planning y autor de “La reinvención del dueño”
“El Barça y su drama europeo: dos años sin Messi, dos años a la Europa League”. Hace pocos meses leí esta noticia en un periódico español online. Efectivamente, el club catalán había sido eliminado otra vez en la fase de grupos de la UEFA Champions League. Por segundo año consecutivo, y en coincidencia con la partida de Lionel, quedaba relegado a disputar un torneo de menor jerarquía.
“El dato es irrefutable: dos años sin Messi y dos años a la Europa League. Que cada cual saque sus conclusiones”, sugería el autor del texto, tras comentar el derrumbe futbolístico de la institución a partir de la salida del capitán de la Selección Argentina.
¿Podemos llevar estas conclusiones al área de los negocios? Si bien una empresa y un equipo de fútbol son cosas diferentes, hay indudablemente puntos de contacto. Construir un negocio donde como dueño seas el centro mismo y todo “dependa de vos” presenta, a mi entender, algunos problemas:
1. Probablemente no puedas tener unas vacaciones tranquilas y/o prolongadas, “desconectado” del negocio.
2. Tu tiempo está invertido en solucionar problemas y “apagar incendios”. En lugar de estar dirigiendo la empresa y trabajando en los temas estratégicos, estás dedicándote mayormente a temas operativos.
3. Siendo el centro del negocio, y a quien en definitiva consultan para casi todo, el crecimiento de la empresa estará acotado a tu “ancho de banda”, o sea hasta donde dé tu capacidad. De este modo, serás el límite al crecimiento.
4. Las empresas que dependen de sus dueños tienen menos valor que las empresas que pueden crecer, profesionalizarse y funcionar independientemente de ellos. Múltiples estudios en el mundo muestran que las empresas que no dependen de sus dueños pueden tener hasta el doble del valor.
5. Estarás atrapado el día en que, por la razón que sea, quieras salir del negocio. También será mucho más difícil vender la empresa sin que el comprador exija que te quedes o ponga condiciones que hagan mucho más dificultosa tu salida.
6. Poner en juego tu salud. He visto muchos casos donde la salud del dueño es afectada por esta dinámica agotadora.
Afortunadamente, no siempre ocurre esto. También hay casos como el de Roberto que, con su empresa de tecnología, se propuso identificar y escribir todo lo que hacía como dueño. Como la mayoría, al comenzar hacía de todo.
Pero se concentró en armar procesos de negocios, sistemas para sustentarlos, automatizar y sistematizar las operaciones, buscar y contratar a personas que cumplían cada una de las funciones mejor que él.
Profesionalizó la empresa, se preocupó por documentar los procesos, delegó todas las funciones y actividades “operativas”. Mientras crecía, decidió incorporar un socio y luego contrataron un CEO, entre muchas otras medidas. En etapas posteriores ese CEO fue reemplazado, la expansión continuó, e incluso comenzaron a trabajar con el exterior.
En un momento, Roberto se dio cuenta de que podía ausentarse del negocio y las cosas seguían funcionando. El CEO rendía cuentas al Directorio, en tanto que todos los gerentes y líderes tenían objetivos claros, medibles, con indicadores y alineados con la estrategia de la empresa.
Había logrado darle mucho “valor” a su empresa, que ya no dependía de él ni de sus socios para funcionar. Por supuesto, debió dedicar mucho esfuerzo y varios años hasta lograrlo, pero con la visión y los objetivos claros.
Fue en ese momento cuando decidió que era el momento, por motivos personales, de salir y vender, cosechar lo que había sembrado y continuar con una nueva actividad que ahora lo apasionaba: las inversiones y proyectos de desarrollo inmobiliario.
Roberto pudo realizar lo necesario para que su empresa no dependa de él porque no se propuso ser el Messi del negocio. Por el contrario, apostó por los equipos y los procesos que garantizaran un funcionamiento más allá de una sola persona. En mi opinión, debiéramos ser más Roberto que Messi, para poder desarrollar empresas que funcionen con independencia de sus dueños. O bien, para continuar con la analogía futbolera, más a Guardiola, Gallardo, o el DT que cada uno considere. Alguien que selecciona los mejores jugadores pero no “juega”, sino que “dirige”, contemplando incluso la posibilidad de que algún día parta y deje su lugar a un nuevo entrenador.
De nuevo en el campo de los negocios, el objetivo es, en definitiva, crear empresas con más valor y que, llegado el momento, ofrezcan a sus dueños más alternativas de salida cuando deseen comenzar una nueva etapa.
*La columna fue escrita por Gustavo Schutt, consultor especializado en Exit Planning y autor de “La reinvención del dueño”