Hemos señalado en numerosas ocasiones que la economía argentina es una economía en apuros. Y hemos de señalar, valga la redundancia, que esta afirmación que tanto hemos repetido está muy fundada cuando atendemos a unas previsiones que son cada vez más pesimistas. En este sentido, las luces comenzaron a alumbrar el camino a una economía argentina que venía de cerrar un acuerdo con el FMI, que cerró el ejercicio con un crecimiento del 5%, y que, entre otras buenas noticias económicas y no económicas, incluso pudo levantar la copa mundial de fútbol. Sin embargo, hoy son muchas las sombras que tratan de apagarlas.
Como iba diciendo, los pactos alcanzados con el Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI) relativos a la deuda, la reapertura de la economía y la intensa demanda registrada tras esta, entre otros sucesos que han devuelto la normalidad a la economía argentina han permitido a esta economía crecer a un ritmo que, atendiendo a las cifras definitivas, se sitúa en el 5%. Dicho de otra manera, hablamos de un dinamismo que, pese a situarse por debajo del registrado en el 2021, es bastante aceptable y alentador de cara a un futuro que viene cargado de retos.
Como podemos apreciar, las luces alumbraban el camino a una economía argentina que cerró el pasado ejercicio con un crecimiento muy superior al registrado por otras economías homólogas de la región. Pese a las presiones inflacionarias, acentuándose para el caso argentino, y pese a todos los sucesos que seguían perturbando el funcionamiento de la economía, esta seguía registrando dinamismo, en tanto en cuanto se recuperaba de una crisis pandémica a la que dejó atrás hace meses, y muy por delante de otras economías vecinas.
Sin embargo, pese a esto que señalo, las previsiones para el 2023, a escala global, son bastante pesimistas. La economía se encuentra inmersa en una desaceleración económica que está provocando correcciones en unas previsiones que hoy distan mucho de las publicadas hace unos meses. Y lo peor es que las nuevas subidas de tipos, debido a una inflación muy persistente y que sigue presente en el planeta, pretende poner las cosas más difíciles a una economía que podría seguir corrigiendo y, con ello, reduciendo su capacidad.
Para hacernos una idea de lo que digo, basta atender a la previsión con la que trabajan los distintos organismos sobre la economía argentina. En este sentido, las previsiones muestran que la economía argentina, al igual que el resto de economías en el mundo, pretende sufrir una intensa moderación que podría situar a la economía argentina al borde del estancamiento económica. En otras palabras, los organismos contaban con una previsión en la que Argentina pasaba de crecer un 5% a crecer un 0,5%. Como podemos apreciar, un ritmo que se sitúa muy lejos del publicado hace meses.
No obstante, en esta línea, hemos de señalar la existencia de nuevos informes que son aún más pesimistas. En este sentido, me estoy refiriendo a un informe publicado por el importante banco de inversión norteamericano JP Morgan Chase & Co, quien prevé una recesión para la segunda economía de Latinoamérica. Antes de nada, es preciso señalar que el banco norteamericano ya estaba trabajando con una previsión que preveía una contracción del -0,5 para el presente ejercicio. Sin embargo, arrastrando la estadística, y de continuar las variables ceteris paribus a lo largo de todo el año, o sufriendo un deterioro aún mayor, la economía podría llegar a contraerse, atendiendo a las cifras que ofrece el banco, un -1,7%, o lo que es lo mismo, la economía argentina entraría oficialmente en una recesión.
Atendiendo al contexto vigente, y con el objetivo de poner la lupa en el futuro que se avecina, hemos de señalar que un entorno recesivo no debería ser descartable. Como bien sabemos, la economía de un país enfrenta varios desafíos, como una inflación cercana al 100% y una sequía histórica que ha afectado las cosechas. Esta situación empeora las perspectivas para las exportaciones de productos básicos clave que impulsan la actividad económica, los ingresos fiscales y las reservas del Banco Central. Por esta razón, considero que hablamos de un fenómeno que debe contemplarse.
Además, analizando las previsiones que se tienen para estas cuestiones particulares que motivan esta recesión, según JP Morgan, no se espera que estas problemáticas se solventen rápida y sencillamente. Por lo que solo un necio podría ignorar estas advertencias y el hipotético problema al que nos enfrentaríamos.
En definitiva, estamos ante una situación complicada. Pese a que venimos de registrar un buen desempeño a lo largo del pasado ejercicio, la economía argentina ha comenzado a ver cómo la desaceleración se acentúa y los crecimientos se apagan; y ello ha llevado al banco de inversión a presentar semejantes previsiones. Teniendo todo esto en cuenta, el país debe seguir trabajando y seguir dinamizando su economía, en línea con la sostenibilidad de la deuda, pues la recesión, de seguir así, podría ser el menor de los problemas para el país y los argentinos.
*La columna fue escrita por Francisco Coll Morales, economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia.