Desde hace 12 años, Novartis pone en marcha en la provincia de Corrientes la iniciativa Santo Domingo, una plantación forestal con una doble misión: compensar las emisiones de dióxido de carbono y generar un proyecto sostenible.
Tres millones y medio de árboles plantados. Eso significa 450 mil toneladas de dióxido de carbono menos en la atmósfera. Es lo mismo que decir que se neutralizó la contaminación que emiten 140 mil autos durante un año. O el equivalente para abastecer eléctricamente 350 mil viviendas en un año. Todos son logros del proyecto Santo Domingo, una plantación forestal creada por Novartis. Ya cumplió 12 años la iniciativa que la compañía desarrolla en 3.405 hectáreas de campo en Ituzaingó, en el noreste correntino.
Dar respuestas al cambio climático con la generación de plantaciones forestales es el eje principal de la política ambiental y de Responsabilidad Social Empresaria de Novartis. La compañía de origen suizo, que tiene como inspiración el cuidado de la salud de pacientes de todo el planeta, realizó una inversión inicial de 13 millones de dólares para este desarrollo. Es el primer y único proyecto forestal de Argentina alineado con el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto, pacto generado por las Naciones Unidas para mitigar el calentamiento global.
Son cuatro las plantaciones forestales que lleva adelante en el mundo la empresa, el resto se encuentran en Mali, China y Colombia. El de Santo Domingo es, hasta ahora, el plan más eficaz de la compañía. ¿La razóñ La alta calidad de la tierra, el know how que hay en la zona y el trabajo intensivo puesto en marcha, enumera Sebastián Fragni, responsable de GMF Latinoamericana, organización encargada de gerenciar el proyecto forestal.
Desde 2007 la compañía lleva plantadas 20 especies nativas y 2 exóticas en una superficie donde el 24% son reservas de bosques naturales, pastizales, corredores riparios y vertientes de agua.
La iniciativa de Novartis cumple con un doble objetivo: combatir el cambio climático con la captura de CO2 y funcionar como un proyecto sustentable. Por eso, es clave la gestión adecuada de este espacio verde en desarrollo. Santo Domingo se propone generar beneficios a largo plazo para las comunidades locales, con la creación de empleo y el aprovechamiento comercial de la madera algo que, además, ayuda a proteger el bosque nativo.
Estamos en un proceso donde pasaron 12 de los 30 años del proyecto, eso nos permite ver cómo va evolucionando y a dónde se dirige -detalla Fragni-. La idea es continuar el concepto ?close to naturé, que consiste en replicar el bosque nativo a través de bosques cultivados. A la vez, procuraremos mantener e incluso incrementar el promedio de carbono fijado. Y el desafío para el futuro es poder salir al mercado con madera nativa, permitiendo restarle presión al Bosque Nativo, de donde hoy provienen este tipo de maderas.
Los bosques son el hogar de buena parte de la biodiversidad, de sus árboles se obtiene madera y gran cantidad de alimentos que colaboran en la tarea de garantizar la seguridad alimentaria y también absorben enormes toneladas de CO2. Por eso, Santo Domingo se destaca como un proyecto único de triple impacto: económico, social y ambiental.