Como un Netflix o un Spotify, pero que en vez de curar, distribuir y facilitar series, películas y discos haga lo propio con los beneficios que tiene cualquier persona por ser cliente de diversos bancos. Ese norte se puso en mente Leonardo Rubinstein, ex OLX, cuando Itaú Unibanco lo llamó para que desarrolle ank, una app que busca ofrecerle a quienes ya están bancarizados de forma tradicional una vía fácil e intuitiva para usar todos los productos financieros con los que cuentan desde una sola aplicación, sin claves ni token. Sucedió hace cerca de dos años, cuando el holding detrás del banco privado más grande de Latinoamérica decidió que había llegado el momento de contar entre sus operaciones con una fintech por fuera de lo que son sus proyectos orgánicos.
Rubinstein es ingeniero industrial y lideró durante 6 años la operación del marketplace creado por Alec Oxenford en la región, Medio Oriente y Asia -manejaba desde Buenos Aires el negocio de la compañía en 20 países. ank, que nació específicamente en marzo de 2019, hoy tiene cerca de 70 empleados y su propuesta principal consiste en su función para enviar dinero desde una cuenta de la app a cualquier otra cuenta bancaria o billetera digital.
Operamos completamente por fuera del banco para buscar la combinación ideal de su respaldo, con toda la solidez y la experiencia que eso significa, con la habilidad de una startup de tecnología de moverse rápido, de poder ser innovadora, disruptiva, creativa, y de crear rápido y aprender. Todo eso lo logramos siendo una operación completamente independiente, recontra ágil, dice el ejecutivo, que aclara a su vez que eso fue lo que le permitió a su equipo desarrollar un producto distinto al de otros players del mercado fintech local. Los que ya están ocupando un espacio importante en Latinoamérica y Argentina están relacionados a la inclusión, a acercar productos y servicios financieros de una manera más simple a gente que quizás nunca operó en bancos, que está fuera del sistema, según detalla. Su primer desarrollo intenta unificar las cuentas virtuales y no virtuales de sus usuarios en una sola plataforma y permitir el envío de dinero incluso a personas que no son usuarias de su desarrollo.
Rubinstein dice que la pandemia de coronavirus sirvió de empuje para el sector en el que opera, pero aclara, sin embargo, que no fue ese el único incentivo detectado por players como Itaú Unibanco. Hubo una aceleración de la utilización de canales digitales para enviar dinero, sí. Eso nos vino bárbaro para ofrecer un producto muy oportuno en el momento justo. Pero además hay una tendencia que nosotros abrazamos: no creemos que una sola entidad, sea un banco tradicional, una fintech o una compañía más moderna, pueda ser la que produzca y ofrezca las soluciones para todas las necesidades de servicios financieros -de pagos, inversiones, planificación, ahorro y seguros- que vos tengas, describe. Según su mirada, las barreras de entrada al mercado bajaron y por ende la oferta se fragmentó; por ello, opina, es necesario que existan compañías que personalicen el abanico de opciones disponibles y ofrezcan un único lugar en el cual sus clientes puedan hacer uso de ellas.
Por otra parte, los ecosistemas regional y local vienen presentando para el ingeniero otras señales alentadoras. Se refiere, por ejemplo, a una falta de regulación de open banking que algunos jugadores ya están intentando subsanar. Los actores del sistema, si el usuario lo desea, deberían permitirle acceder a su información a compañías que vengan a innovar sobre el sistema en base a los datos de cada usuario; porque la información es de uno y no de la compañía, dice el CEO de ank, que reconoce a su vez que el desarrollo que requieren apuestas como MODO va en la dirección correcta, porque eventualmente eso va a generar beneficios para todos. También menciona al QR interoperable, una iniciativa del Banco Central que, en sus palabras, utiliza la infraestructura creada por otros para que el resto la pueda utilizar, y al final eso redunde en una mejor experiencia para los usuarios.
Sobre la empresa que lidera, el ejecutivo revela varias de sus metas. Según explica, su idea es que la app sirva para hacer cualquier tipo de pago pero siempre siguiendo la lógica que guía al proyecto: Una tarjeta de crédito o débito vos ya tenés, entonces no necesitás una más, lo que necesitás es una forma mejor de utilizar la que ya tenés. Adelanta entonces que el plan es perseguir ese objetivo también en relación a otros servicios financieros. Nuestra especialización, nuestro foco absoluto y nuestra obsesión es la experiencia del usuario en cuanto al consumo del servicio. Otorgar un préstamo, una tarjeta de crédito, creemos que se han 'commoditizado'; es muy difícil diferenciarse y ofrecer algo distinto desde ese lado, insiste.
Al final, el CEO anticipa: En Asia el engagement y la experiencia del usuario lo han ganado las aplicaciones que son súper apps (como WeChat); los bancos colaboran poniendo el capital para los préstamos, brindando seguridad para los ahorros. Y acá creo que vamos a ver más de eso. Ahora ya está habiendo pagos biométricos, por reconocimiento facial o huella digital. En Occidente va a haber una situación híbrida, una combinación de estas súper apps con pagos QR con medios de pago tradicionales. Pero esas tendencias que hacen las cosas más fáciles para el consumidor las vamos a ir adoptando, porque tenemos ejemplos concretos de compañías a las que les ha ido muy bien siguiendo ese modelo.