“Alma Buenos Aires es el resultado del esfuerzo incansable de un gran equipo de trabajo del que estoy muy orgulloso. Ubicado en el corazón de Recoleta, ofrecemos cocina argentina reversionada. Nos diferenciamos por el uso de productos locales que provienen de toda la Argentina, con una amplia selección de carnes y vegetales de estación, brindando una experiencia de calidad, dinámica y sabrosa”, cuenta Facundo Díaz, chef de Alma Buenos Aires.

La propuesta gastronómica se basa en productos cuidadosamente seleccionados para crear platos únicos, sabrosos y visualmente atractivos. Ubicado en el Hotel Sofitel Buenos Aires Recoleta, es un espacio inspirado en los colores del cielo y la tierra. Madera, cuero, vidrio, metal y cristal son solo algunos de los elementos nobles que se eligieron para su creación y que logran un ambiente relajado, amplio y luminoso, rodeado de obras del reconocido artista Aldo Sessa. Con una capacidad para 70 cubiertos y una sala privada para ocho personas, Alma Buenos Aires se focaliza en la autenticidad y la evolución constante.

“Ofrecemos una cocina de autor en constante movimiento. La idea es que tanto los argentinos como los extranjeros entren y se encuentren con una propuesta única y disruptiva. Nuestras especialidades mantienen la tradición de cocción a las brasas utilizando maderas aromáticas como quebracho o cerezo, brindando una experiencia única para los sentidos”, agrega Díaz.

Para todos los gustos

Bajo la premisa de pasar un gran momento y elevar la propuesta al máximo nivel, Díaz y su equipo crearon una carta con pescas del Atlántico, carnes pampeanas y patagónicas, especias del NOA, verduras bonaerenses, olivos y tomates de los oasis cuyanos, y frutas de la Mesopotamia. Un viaje por Argentina, un recorrido de sabores y aromas que representan el espíritu y la pasión por la gastronomía. Este cambio de concepto está relacionado con una evolución en el comportamiento de consumo local e internacional, en donde se le da mucha importancia al producto, al origen y a los pequeños productores locales.

A la hora del almuerzo, Alma ofrece, además de la carta tradicional, un menú ejecutivo de dos o tres pasos con opciones para celíacos y vegetarianos. Los postres son by La Patisserie, tienda que se encuentra en la entrada del hotel y está a cargo de la chef patissier Erika Scaffino, lo que refuerza el vínculo de la marca con Francia. Para los dulces, utilizan distintas combinaciones de sabores y técnicas que en conjunto se convierten en pequeñas obras de arte. 

Cremas, frutos secos, frutas, colores y texturas utilizadas en su máxima expresión para ser verdaderas delicias dulces. Por la noche, Alma Buenos Aires complementa su cocina con los conocimientos de la sommelier Daiana Giraldi, quien será la encargada de asesorar el maridaje perfecto para cada plato. El restaurant posee una carta con más de 160 etiquetas de vino especialmente seleccionados y el consumidor puede recibir asesoramiento de la sommelier para degustar el vino que desee probar en su mesa.

El menú cuenta con opciones para celíacos y para vegetarianos. Las estaciones son muy importantes, por eso la idea del chef y su equipo es poder cambiar el menú por temporada; estiman cuatro cambios por año, mientras que el menú ejecutivo cambiará cada dos semanas. 

“Queríamos una identidad fuerte y de fácil reconocimiento: Alma Buenos Aires representa elegancia, modernidad y emoción. Queríamos que el restaurante sea el alma del hotel. Este nombre lo elegimos porque representa algo exquisito, pero misterioso, la esencia de un lugar y un espacio para halagar a los sentidos”, explica Díaz. 

Por su parte, la vajilla del restaurant fue confeccionada por Muk Cerámica de forma artesanal, con colores elegidos especialmente para combinar con la estética del exclusivo espacio e individuales de Vacavaliente una empresa local, B certificada.

Un mentor de lujo

En 2001, Díaz era bachero en el restaurant del Ceasar Park en el que Germán Martitegui era el chef. Un día le ofreció pasar a la cocina. Estuvo siete días a prueba y así fue que comenzó su carrera para convertirse en el prestigioso chef que es hoy. 

“En el año 2004 Germán abre Casa Cruz y me lleva a trabajar con él. Tres años más tarde me incorporé a Olsen, ya como jefe de cocina. En Olsen estuve de 2007 hasta 2015, años de adrenalina y aprendizaje. Lo mismo sucede cuando me sumé a Tegui en 2015 para asumir un nuevo desafío. Siempre le voy a estar muy agradecido a Germán. Supo ver en mí mucho más potencial del que yo reconocía como propio. Lo mío es meritocracia pura, trabajar para cumplir sueños y tener claro el objetivo final”, cuenta Díaz. 

Hace muchos años que la industria de la gastronomía está creciendo en todo el mundo y, dentro de este contexto, la Argentina está siendo muy reconocida y destacada. Y Buenos Aires, muy bien posicionada. Como alguien que trabaja en gastronomía hace más de 20 años, Díaz identifica que se avecina una tendencia culinaria de estación, con productos premium locales.

“En este auge, Alma Buenos Aires viene a aportar su granito de arena. Personalmente lo tomo como una gran oportunidad y también un gran desafío. Es una alegría poder mostrar mi estilo de cocina al público local e internacional que nos visita. Cocinamos con productos que vienen de todas las regiones del país. Contamos con un gran equipo y estamos felices de trabajar en este proyecto que representa tanto de nosotros. Esperamos ansiosos al público para disfrutar de las propuestas que tendremos”, sostiene Díaz.