"La vanidad es mi pecado favorito", dice Lucifer (Al Pacino) en la película El abogado del diablo. También es un concepto que refiere a lo pasajero de la existencia, posibilita mantener en alto la autoestima, resalta la belleza interior y la proyecta hacia los demás, con humildad. Es una celebración de la individualidad y el bienestar personal, y una invitación a aceptar y agradecer lo que nos hace únicos. La vanidad es, bien mirada, una herramienta de crecimiento personal. Así lo sienten quienes están detrás de Vain Boutique Hotel.
Ubicado en Thames 2226, en el barrio porteño de Palermo, reabrió el 1° de abril pasado, tras dos años de obras sobre un edificio original de 1915 que fue construido por un arquitecto suizo. En el proyecto se suplantaron las tradicionales columnas de hormigón por columnas metálicas, más vistas en Nueva York que en Buenos Aires, y se dispuso un frente de doble vidrio que ayuda a la insonorización y al moderno sistema de climatización del edificio.
En materia de confort, el resultado deslumbra: no sólo pasó de ofrecer 15 a 34 habitaciones, sino que sumó una decoración increíble, un roof top con piscina y un relajante Sky Bar.
Armonía
Pocos inmuebles de principios del siglo pasado han sobrevivido al desarrollo urbano de la ciudad, y por eso es valioso que el hotel y el conjunto que componen las cuatro casas colindantes estén protegidos como Patrimonio Histórico de Buenos Aires.
Así, Vain Boutique Hotel armoniza la historia de Buenos Aires con un toque contemporáneo: la fachada del edificio mantiene el encanto de una casa rioplatense de principios del siglo XX, mientras que la reciente ampliación, con su tecnología del siglo XXI, se eleva en un volumen de ocho pisos.
Estas casas se armaban alrededor de un patio central. Al proyectar la ampliación, sus responsables propusieron mantener ese espacio en toda la altura que iba a alcanzar la adición de seis pisos, y retirarlo del frente lo suficiente para que desde la calle este volumen dé la impresión de estar flotando sobre la edificación protegida.
Se plantó en el centro del patio un olivo, que simboliza paz, prosperidad, fecundidad, perpetuidad y abundancia, y se creó un ambiente equipado con cómodas sillas y sillones minimalistas para no interferir.
El exterior de la casa histórica -con sus frisos y guirnaldas- y el interior, con techos y puertas altos, adornos, molduras, materiales nobles y elementos artesanales, fue paciente y meticulosamente restaurado por artesanos, expertos en poner en valor este tipo de edificaciones.
Excelentes perspectivas
Por todos estos cuidados, Vain reabrió sus puertas sin resignar el equilibrio perfecto entre la belle époque porteña y el confort y diseño modernos.
Ahora, este refugio de estilo propone sofisticadas habitaciones amplias y distribuidas en categorías Standard, Superior, Senior y Suite, perfectas para viajeros de negocios (el bar, como espacio de trabajo es ideal para disfrutar de una jornada súper cómoda) o parejas en plan de ocio.
Sin embargo, se destaca también porque tiene cuartos comunicados, que resultan ideales para familias y amigos. A todos les propone atención al detalle y servicio personalizado.
Según Milton Goncalves, Gerente del hotel, la mayoría de los huéspedes "tiene entre 30 y 60 años y proviene principalmente de Brasil".
El ejecutivo sostiene que 2025 ofrece las mejores perspectivas de crecimiento: "Todo parece indicar que el año próximo será excelente, tanto como era el negocio en la prepandemia".
Estratégico en su ubicación, Vain se encuentra cercano a los principales puntos de la ciudad, como, el predio de La Rural, los bosques y el lago de Palermo, el Polo Científico Tecnológico, el shopping a cielo abierto Distrito Arcos y múltiples restaurantes, todo a apenas 20 minutos del aeroparque metropolitano.
Galerías de arte, ferias, plazas, librerías y museos amplían las alternativas de entretenimiento en el barrio en materia cultural y artística.
Los huéspedes pueden disfrutar del Sky Bar en el piso 8, con capacidad para 30 personas, que se ofrece como sitio inmejorable para relajarse y disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. La splash pool y el solárium complementan la oferta de bienestar, proporcionando un espacio perfecto para el descanso.
A sus visitantes, Vain les ofrece también un desayuno buffet entre las 7 y las 11 hs, con opciones sin gluten y vegetarianas. Para aquellos que prefieren un comienzo del día más temprano, el early breakfast está disponible con reserva previa.
Pocas edificaciones en el entorno del hotel superan la altura de la terraza verde, por lo que desde ese mirador es posible contemplar el skyline ecléctico y particular de la ciudad, tomando un baño en la piscina o una copa en cómodos sillones, y cerrar de ese modo la jornada de la mejor forma.